lunes, 19 de octubre de 2015

¡HAZTE CONSCIENTE!!


Muchas personas se acercaban a Buda pidiéndole la cura para diferentes enfermedades del alma como la pereza, la ira, la envidia, etc. Pero a cada uno de ellos, Buda siempre les daba la misma medicina: -“Hazte consciente”, decía.

Después de haber escuchado durante muchos años esta única respuesta, su discípulo Ananda preguntó: “¿Por qué a pesar de que las personas te piden la solución a diferentes problemas tú siempre les das la misma respuesta? Es como si un médico recetara la misma fórmula para diferentes enfermedades”.

Buda lo escuchó atento, y mirándolo serenamente respondió:

“Cuando una persona duerme, sueña muchas cosas. En el sueño puede experimentar diferentes clases de problemas o soñar que tiene diferentes enfermedades. Pero aun así, para el soñante sólo existe una solución: Despertar.”

Lo que Buda nos enseña es el arte de estar Conscientes, el cual consiste en ser observadores de nuestros pensamientos, emociones, palabras y actos. Cuando NO estamos observando, nos identificamos con la mente y quedamos enredados en las garras del ego. Cuando observamos, tomamos distancia de la mente y entramos en la dimensión del observador que es la Consciencia, el Ser o como lo queramos llamar. Mientras nos identifiquemos con la mente, no importa cuan espirituales seamos, estaremos prisioneros de nuestros condicionamientos y programaciones. Sólo la Consciencia nos da la libertad total.

lunes, 28 de septiembre de 2015

SUEGRA Y NUERA (CUENTO).


Hace mucho tiempo, una joven China llamada Li se casó y fue a vivir con el marido y la suegra.
Después de algunos días, no se entendía con ella. Sus personalidades eran muy diferentes y Li fue irritándose con los hábitos de la suegra, que frecuentemente la criticaba. Los meses pasaron y Li y su suegra cada vez discutían más y peleaban. De acuerdo con una antigua tradición china, la nuera tiene que cuidar a la suegra y obedecerla en todo.
Li, no soportando más vivir con la suegra, decidió tomar una decisión y visitar a un amigo de su padre. Después de oírla, él tomó un paquete de hierbas y le dijo: "No deberás usarlas de una sola vez para liberarte de tu suegra, porque ello causaría sospechas.
Debes darle varias hierbas que irán lentamente envenenando a tu suegra. Cada dos días pondrás un poco de estas hierbas en su comida. Ahora, para tener certeza de que cuando ella muera nadie sospechará de ti, deberás tener mucho cuidado y actuar de manera muy amigable. No discutas, ayúdala a resolver sus problemas. Recuerda: Tienes que escucharme y seguir todas mis instrucciones". Li respondió: "Si, Sr. Huang, haré todo lo que me pide".
Li quedó muy contenta, agradeció al Sr. Huang, y volvió muy apurada para comenzar el proyecto de asesinar a su suegra. Pasaron las semanas y cada dos días, Li servía una comida especialmente tratada a su suegra. Siempre recordaba lo que el Sr. Huang le había recomendado sobre evitar sospechas, y así controló su temperamento, obedecía a la suegra y la trataba como si fuese su propia madre.
Después de seis meses, la casa entera estaba completamente cambiada. Li había controlado su temperamento y casi nunca aborrecía a su suegra. En esos meses, no había tenido ni una discusión con ella, que ahora parecía mucho más amable y más fácil de lidiar con ella. Las actitudes de la suegra también cambiaron y ambas pasaron a tratarse como madre e hija.
Un día Li fue nuevamente en procura del Sr. Huang, para pedirle ayuda y le dijo: "Querido Sr. Huang, por favor ayúdeme a evitar que el veneno mate a mi suegra. Ella se ha transformado en una mujer agradable y la amo como si fuese mi madre. No quiero que ella muera por causa del veneno que le di".
El Sr. Huang sonrió y señaló con la cabeza: "Sra. Li, no tiene por qué preocuparse. Su suegra no ha cambiado, la que cambió fue usted. Las hierbas que le di, eran vitaminas para mejorar su salud. El veneno estaba en su mente, en su actitud, pero fue echado fuera y sustituido por el amor que pasaste a darle a ella".

jueves, 10 de septiembre de 2015

LA MENTE ES COMO EL AGUA, SI SE QUEDA QUIETA SE ACLARA.

Un día Buda estaba pasando por el bosque. Era un caluroso día  de verano y Buda tenía sed. Le dijo a Ananda, su discípulo principal: "Ananda, regresa. Tan sólo tres o cuatro millas atrás hemos pasado una pequeña corriente de agua. Tráeme un poco de agua; toma mi escudilla de mendicante. Me siento muy cansado y tengo mucha sed." Había envejecido.

Ananda regresó, pero cuando llegó al arroyo, unas carretas acababan de pasar y habían dejado el agua muy turbia. Se habían removido las hojas que había en el fondo; ya no era posible beber esa agua; estaba demasiado sucia. Regresó con las manos vacías, y dijo: "Tendrás que esperar un poco. Iré más adelante. He oído que tan sólo a dos o tres millas de aquí hay un gran río. Traeré agua de allí".



Pero Buda insistió. Dijo: "Regresa y trae agua del mismo arroyo".

Ananda no podía entender la insistencia, pero si el maestro lo dice, el discípulo tiene que obedecer. Aun viendo lo absurdo del asunto (tener que caminar de nuevo tres, cuatro millas, y sabiendo que el agua no se podía beber), fue.

Cuando se iba, Buda le dijo: "Y no regreses si el agua todavía está sucia, simplemente siéntate en la orilla en silencio. No hagas nada, no te metas en la corriente. Siéntate en silencio en la orilla y observa. Más tarde o más temprano el agua volverá a estar clara, entonces llena la escudilla y regresa".



Ananda llegó allí de nuevo. Buda tenía razón: el agua ya estaba casi clara, las hojas se habían separado, el polvo se había posado. Pero todavía no estaba absolutamente clara, así que Ananda se sentó en la orilla simplemente observando el fluir del río. Poco a poco, se volvió cristalina. Regresó bailando. Entonces comprendió por qué  Buda era tan insistente. había cierto mensaje en ello para él, y él comprendió el mensaje. Le dio el agua a Buda, le dio las gracias y tocó sus pies.

Ananda contestó: "Ahora lo comprendo. Al principio estaba enojado; no me daba cuenta, pero estaba enojado porque era absurdo volver hasta allí. Pero ahora he comprendido el mensaje. Eso es lo que yo en realidad necesitaba en ese momento. Lo mismo ocurre con la mente; sentado en la orilla de ese arroyo, me di cuenta de que me pasa lo mismo con la mente. Si salto a la corriente volveré a ensuciarla. Si salto a la mente se crea más ruido, empiezan a surgir, a salir a la superficie más problemas. Sentado al lado aprendí la técnica.



"Ahora también me sentaré al lado de mi mente, observándola con todas sus suciedades, problemas, hojas viejas, golpes, heridas, memorias y deseos. Indiferente, me sentaré a la orilla y esperaré el momento en que todo esté claro".

Y ocurre por si sólo, porque en cuanto te sientas en la orilla de tu mente dejas de darle energía. Eso es la verdadera meditación. La meditación es el arte de la trascendencia.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

LA LEYENDA DE LOS DOS LOBOS.


Un viejo cherokee estaba hablándole a sus nietos sobre la vida. Les dijo: "Hay una batalla teniendo lugar en mi interior... es una pelea terrible entre dos lobos. Un lobo representa el miedo, la ira, la envidia, la pena, el arrepentimiento, la avaricia, la arrogancia, la culpa, el resentimiento, la inferioridad, las mentiras, el falso orgullo, la superioridad y el ego. El otro lobo es la alegría, la paz, el amor, la esperanza, el compartir, la serenidad, la humildad, la amabilidad, la benevolencia, la amistad, la generosidad, la verdad y la fe." Miró a los niños y les dijo: "Esa misma lucha está teniendo lugar en vuestro interior y en el de cualquier persona que viva". Los niños se quedaron pensando un momento y uno de ellos le pregunto al abuelo: ¿Y cuál de los dos lobos ganará? El viejo Cherokee respondió: "Aquél al que tú alimentes."

lunes, 7 de septiembre de 2015

SABIDURÍA DE ORIENTE - MES DE ENERO -

“UTTISHTA! ¡Levántate! ¡Despierta! ¡Busca a los grandes Maestros y escucha! ¡El camino Es estrecho como el filo de una navaja! ¡Difícil de recorrer!” “Pero aquél que ha percibido una vez a AQUEL que ES; ¡Sin nombre, sin ser visto, impalpable, Sin cuerpo, sin merma, sin extensiones, Imperceptible por los sentidos, sin principio Ni fin, intemporal, más alto que las alturas, Más profundo que las profundidades! ¡Mirad! ¡Ese se salvará! ¡La muerte no tendrá poder sobre él!” 

EL SECRETO DE LA MUERTE Del Katha Upanishad Sección I, Pt. III, 14-15


ENERO 

1.- El primer deber es el de cumplir resueltamente nuestro propio deber con todo lo que ello comporte. 

2.- El corazón que sigue a los sentidos errantes desorienta su juicio como una barca arrastrada por el viento sobre las aguas. 

3.- Aquel que se libera de todos los deseos y vive sin apegos ni egoísmo alcanza la felicidad. 

4.- Al nacer, todos los hombres llevan un hacha en la boca. Y con ella el tonto se corta cuando dice palabras necias. 

5.- Así como todos los recipientes de barro hechos por el ceramista acaban rompiéndose, también ocurre así con la vida de los mortales. 

6.- Los hombres sabios son portadores de luz 

7.- Una vida justa, una vida religiosa, esta es la mejor joya.

8.- Después de haber probado la dulzura de la ilusión y de la tranquilidad, uno se libera del miedo y del pecado y bebe de la dulzura de Dhamma (la ley). 

9.- La falsa amistad es como una planta parásita, mata al árbol al que abraza. 

10.- ¡Arranca el amor por el yo, como si fuera un loto de otoño, con tu mano! Ama el camino de la paz. 

11.- Los hombres que no han observado una disciplina correcta ni han conseguido tesoros en su juventud, perecen como las garzas viejas en un lago sin peces. 

12.- Como la abeja que recoge el néctar y se va sin dañar a la flor, ni a su color ni a su perfume, así vive un hombre Sabio en su ciudad. 

13.- La lluvia no puede entrar en una casa con un buen tejado y tampoco entra la pasión en una mente limpia.

14.- Quien tiene demasiados amigos tiene los mismos candidatos para enemigos. 

15.- Sólo es sabio el hombre que tiene el control de sí mismo. 

16.- Busca el refugio en tu alma; ¡ten allí tu Paraíso! ¡Desprecia a los que buscan la virtud por sus dones! 

17.- Toda nuestra dignidad se basa en el pensamiento, por eso hemos de intentar pensar bien; porque ese es el principio de la moral. 

18.- Los halagos son una moneda falsa que circula solamente por nuestra vanidad. 

19.- La estrechez de mente nos hace tozudos; no nos es fácil creer en lo que está más allá de lo que vemos. 

20.- El alma madura a base de lágrimas.

21.- Es verdad, canta el poeta, Que la corona de espinas del dolor Se lleva al recordar cosas mejores.

22.- El almizcle es almizcle por su propia fragancia y no porque el perfumista le llame perfume. 

23.- No todos los que están dispuestos a batallar están tan dispuestos a negociar. 

24.- No todas las formas graciosas contienen una disposición graciosa. 

25.- Si todas las piedras se convirtieran en rubíes valiosísimos, entonces las piedras y los rubíes tendrían igual valor. 

26.- Todo hombre piensa que su sabiduría es perfecta y toda madre que su hijo es hermoso.

27.- Aunque la sabiduría desapareciera de repente del universo, nadie creería ser un necio. 

28.- Un estómago pequeño puede llenarse del todo, pero una mente pequeña no, ni siquiera con toda la riqueza del mundo. 

29.- Aquél que descuida el deber que tiene con su conciencia, descuidará también la deuda que tiene con el vecino. 

30.- Un óbolo encima de otro van haciendo un gran montón; el montón del granero se ha hecho con los pequeños granos. 

31.- Aquel que no prueba tu pan mientras vives, no mencionará tampoco tu nombre cuando hayas muerto.

Gemas de oriente - 

Helena Blavatsky




jueves, 3 de septiembre de 2015

NAGARJUNA Y LA "NO DUALIDAD"



NO HAY DUALIDAD más allá de la ilusión de la mente errada.
Para el filósofo Nagarjuna no hay dualidad incluso entre Samsara y Nirvana ¿Qué quiere decir esto? Que no hay separación ni oposición real entre una realidad y otra. ¿Acaso el Nirvana no es el fin del samsara? Realmente el samsara solo es un punto de vista de aferramiento al sufrimiento, un punto de vista errado de la realidad. Nirvana es la misma realidad desde un punto de vista justo y recto, y por ende el fin del sufrimiento.
De manera que samsara y Nirvana son dos puntos de vista distintos de la única realidad, uno errado y causante de "·dukkha",(Sufrimiento) y otro el fin de "dukkha",(Fin del sufrimiento) la dualidad solo existe en el pensamiento (punto de vista) sobre la misma realidad.



Nagarjuna consideraba su postura como una vuelta hacia la enseñanza central del Buda, por lo que no se le puede considerar fundador de una nueva escuela o fundador del Mahayana pero si uno de los maestros hindúes de más importancia para esta tradición.
El objetivo de la metodología de Nagarjuna era, el rechazo de puntos de vista extremos y transmitir las enseñanzas del Buda como el camino del medio. Especialmente se servía para ello de una explicación detallada del concepto de la vacuidad (sunyata) que está directamente relacionado con el concepto de interdependencia mutua “(skrt. pratityasamutpada).
Para explicar “sunyata” con argumentos lógicos, Nagarjuna expone los fenómenos a un análisis profundo. Sólo porque los fenómenos son vacíos, éstos pueden surgir o desvanecerse, argumenta Nagarjuna. Y sólo porque son vacíos, el sufrimiento puede ser superado por medio de las cuatro venerables verdades y el camino Óctuple. Si los fenómenos no fueran vacíos no habría desarrollo y el mundo sería estático, sin cambio, una especie de “congelado hasta la eternidad”. Pero teniendo en cuenta la impermanencia del mundo está claro que esto no puede ser verídico. En lugar hay algo que sea permanente. Y por eso, concluye Nagarjuna, no hay ninguna parte algo que no sea vacía.

Siendo así todas las cosas son sin ser propio (nairātmya), sin entidad propia (asvabhāva) y vacías (SUNY), ya que por su dependencia de factores condicionantes no disponen de una existencia propia (svabhāva)

Así como el carro no es sino una colección de partes: bastidor, varas, yugo, ruedas, etc; el ser humano, como el resto de las cosas, no es sino una colección de realidades elementales, materiales y espirituales que, todas juntas, constituyen su seudoidentidad. Al margen de todos esos (que sí son reales), tanto el hombre como el carro tienen sólo una existencia imaginaria, una existencia que no es tal.

Para Nagarjuna el mundo justamente por esta falta de existencia propia, no puede ser un mundo del ser sino de un cambio continuo. Las cosas no son, sino que pasan, como una melodía que no es otra cosa, que una combinación de tonos. Las cosas no pasan absolutamente a la existencia, dado que su nacimiento depende de circunstancias y esta dependencia hace imposible encontrar una primera causa, una raíz palpable. Se pierde en la infinita tela de la interdependencia. Los fenómenos no existen eternamente, no vienen de la nada para luego volver al mismo nada donde han venido. Debido a su condición de vacío, los fenómenos no existen ni son no-existentes.
Al asumir cualquier reclamo de que haya algo que exista, a veces utilizando la lógica y a veces la retórica, Nagaryuna demostró que no podría ser así. Cualquier insistencia en que algo existe, si se analiza, cae en sus propias contradicciones. Entre las dos afirmaciones, que algo existe y que algo no existe, reside la verdad del origen dependiente o la “reciprocidad del ser”, que al carecer por completo de cualquier esencia fija, final e irreducible, es en sí mismo “vacío”.
El Mula-madhyamika-karika inicia con ocho negaciones muy famosas:
Rindo honores al Completamente Despierto,
el maestro supremo que enseñó
la doctrina del origen relacionado,
la dichosa cesación de las construcciones fenoménicas del pensamiento.
Dentro de ésta, cada suceso se caracteriza porque:
no hay origen, no hay extinción,
no hay destrucción, no hay permanencia,
no hay identidad, no hay diferenciación,
no hay algo que llegue a ser ni algo que deje de ser.
(Adaptado de Íbid., p. 39)
Estas negaciones son un intento de superar nuestra tendencia innata por asir una visión estática de la realidad y de ayudarnos a captar el flujo dinámico esencialmente ilimitable que es el origen dependiente.
Todo depende de condiciones
De acuerdo con Nagaryuna, el mundo de los fenómenos sólo existe y tiene significado en un sentido convencional (o relativo). El mundo convencional es “real”. Aun cuando no sea una invención de nuestra imaginación, es radicalmente impermanente. Los fenómenos carecen de existencia inherente, todo depende de condiciones pasajeras. En el nivel relativo, tiene mucho sentido decir que una propuesta determinada es verdadera o falsa y, en este nivel, el mundo fenoménico, incluyendo todas las enseñanzas del Buda, tiene validez. Tal es el mundo de la verdad relativa. Por otro lado, la verdad absoluta es la verdad de la total ausencia, en cualquier espacio, de cualquier forma de existencia inherente. Comprender esto significa soltar todo apego ilusorio y lograr el nirvana, la liberación completa. Sin embargo, no se trata de un mero asunto intelectual y sólo puede ocurrir mediante una ardua práctica espiritual. Esta práctica sucede dentro del contexto del mundo convencional. Por lo tanto, abordamos lo absoluto por medio de lo relativo, cuyo valor, en consecuencia, es inestimable.
Aquéllos que no conocen la diferencia entre las dos verdades no podrán entender la profunda naturaleza de las enseñanzas del Buda.
Si no nos apoyamos en las prácticas cotidianas comunes (es decir, en las verdades relativas) no se podrá expresar la verdad absoluta. Si no nos aproximamos a la verdad absoluta no alcanzaremos el nirvana.
"Un shúnyata concebido erróneamente puede arruinar a un necio. Sería como sujetar mal a una víbora o efectuar un hechizo de manera equivocada" (Íbid., 24-9-11, p. 146)

martes, 1 de septiembre de 2015

BUDA Y DIOS

El Todo está en el hombre y el hombre está en el Todo.

Una mañana un hombre que decía ser creyente le preguntó al Buda: « ¿Existe Dios?». 
Buda miró al hombre a los ojos y le -dijo: «No, Dios no existe». 


Ese mismo día, por la tarde, otro hombre que decía ser ateo le preguntó: « ¿Qué piensas acerca de Dios? ¿Existe Dios?». 

Buda miró al hombre a los ojos y le dijo: «Sí, Dios existe». 

Ananda, que estaba con él, se quedó muy confundido, pero él ponía siempre mucho cuidado en no interferir en nada. Si tenía alguna pregunta, por la noche, cuando todo el mundo se retiraba y Buda se disponía a dormir, se la exponía. 


Pero esa tarde, a la puesta de sol, otro hombre vino con una pregunta muy parecida aunque formulada de forma distinta. El hombre dijo: «Hay gente que cree en Dios y hay gente que no cree en Dios. Yo no sé a quién creer. He venido a pedirte ayuda». 


Ananda estaba muy interesado en oír la respuesta de Buda; en un mismo día había dado dos respuestas absolutamente contradictorias y ahora surgía una tercera oportunidad (y no hay una tercera respuesta). 

Pero Buda le dio una tercera respuesta. No habló, cerró los ojos. Era un hermoso atardecer. Buda estaba en un bosquecillo de mangos. Los pájaros estaban posados en las ramas de los árboles. El sol acababa de ponerse y soplaba una brisa fresca. 

El hombre, al ver a Buda sentado con los ojos cerrados, pensó que quizás era esa la respuesta, así que se sentó junto a él con los ojos cerrados. 


Transcurrió una hora y el hombre abrió los ojos, tocó los pies de Buda y dijo: «Tu compasión es grande. Siempre te estaré agradecido por haberme dado la respuesta». 


Ananda no podía creer lo que veía, porque Buda no había dicho una sola palabra... Y el hombre se marchó tan contento, totalmente satisfecho. Entonces Ananda le dijo a Buda: «¡Esto es demasiado! Deberías pensar en mí; me vas a volver loco. Estoy al borde de un ataque de nervios. A un hombre le dices que Dios no existe, a otro hombre le dices que Dios existe y al tercero no le contestas. Y el tercero dice que ha recibido la respuesta, está contento y agradecido, y te toca los pies. ¿Me puedes explicar qué significa todo esto?». 





Buda dijo: «Ananda, la primera cosa que debes recordar es que esas preguntas no las habías formulado tú; por tanto, esas respuestas no eran para ti. ¿Por qué te preocupas innecesariamente por los problemas de otra gente? Primero soluciona tus propios problemas». 


Ananda dijo: «Es cierto, esas no eran mis preguntas y la respuestas no iban dirigidas a mí... ¿Pero qué puedo hacer? Tengo oídos y oigo, y he oído y he visto, y ahora todo mi ser está confundido. ¿Cuál es la respuesta correcta?». 


Buda dijo: «¿Correcta...? Lo correcto es la consciencia. El primer hombre era un teísta y quería que le reafirmase en su creencia de Dios. Vino con una respuesta -una respuesta hecha- solamente para que le reafirmase en su creencia y poder decir: "Estoy en lo cierto, incluso el propio Buda me ha dado la razón." Por eso le he dado esa respuesta, solamente para perturbar su creencia, porque creer no es conocer. 


»El segundo hombre era un ateo. También ha venido con una respuesta, una respuesta hecha -que Dios no existe-, y quería que le reafirmase en su incredulidad para poder decir que pienso como él. Tuve que decirle: "Sí, Dios existe." Pero el propósito era el mismo. 


»Si eres capaz de ver mi propósito, verás que no hay contradicción. Estaba perturbando la creencia preconcebida del primer hombre y la incredulidad preconcebida del segundo hombre. La creencia es afirmativa, la incredulidad es negativa, pero en realidad ambas son una misma cosa. No provienen de alguien que conoce; y ninguno de ellos era un verdadero buscador, ambos acarreaban prejuicios. 


»El tercero era un verdadero buscador. No tenía ningún prejuicio, abrió su corazón y me dijo: "Hay gente que cree en Dios, y hay gente que no cree en Dios. Yo no sé a quién creer. He venido a pedirte ayuda." Y la única ayuda que podía darle era una experiencia de consciencia silenciosa; las palabras son inútiles. Y cuando he cerrado mis ojos ha entendido el mensaje. Era un hombre con una cierta inteligencia: abierto, vulnerable. Y cerró los ojos. 




»Al profundizar en el silencio, al volverse parte del campo de mi silencio y mi presencia, ha empezado a adentrarse en el silencio, a adentrarse en la consciencia. Cuando transcurrió una hora parecía como si sólo hubieran transcurrido unos minutos; no recibió ninguna respuesta en palabras pero recibió la verdadera respuesta en silencio: no te preocupes acerca de Dios, no tiene ninguna importancia si existe o no. Lo que importa es la existencia del silencio, si existe o no la consciencia. Si eres silencioso y consciente, tú mismo eres Dios. Dios no es algo ajeno a ti: o eres una mente o eres Dios. En silencio y conciencia, la mente se disuelve, desaparece, y se te revela la divinidad. Sin haberle dicho nada ha recibido la respuesta, y la ha recibido de una forma perfectamente correcta».